Levantarse tarde el domingo más que un clásico, es un imposible. Almenos en nuestra casa: los vecinos de arriba ya están moviendo muebles a las 9, así que podemos estar en la cama hasta las 10 (máximo). Al final hemos comido en el Groc: menos de lo que prometía. No iremos más. Nos ha salvado un postre de chocolate delicioso y una tarde de sol inédita.
Ahora: playa, sofá y tranquilidad...
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