De salir y otros problemas

Hace al menos dos años que no salgo. Que no salgo a coger frío, a los locales, a los bares que abren a las 3:00. No sé si es extraño: solo sé que no tengo ganas. Cuando estamos en VNG me parece que nuestra casa es el mejor sitio dónde puedo estar, y me da una pereza enorme vestirme y salir con el frío que hace. Me tiro en el sofá y sé que la tarde es mi mejor aliada. Leo, miro el reloj, como, paseo, compro algo, vamos a la playa, miro la tele y disfruto cuando el sol me da en la cara, un domingo por la mañana yendo a comprar pasteles. Tomo un vermut en la plaza, paso calor, miro las pastelerías repletas, salgo al balcón, ordeno las plantas. Ha pasado algo. La noche ya no es para mí.